Claudia Urrutia Rodríguez - Doctoralia.com.mx
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La intención oculta detrás de la procrastinación

  • Foto del escritor: Claudia Urrutia
    Claudia Urrutia
  • 10 sept 2024
  • 4 Min. de lectura

¿Alguna vez te has encontrado con algo importante que hacer, pero terminas retrasando el comienzo? Si eres como muchos procrastinadores, puedes comenzar a pensar que eres “flojo" y quedarte atrapado en un bucle interminable de autocrítica, cuando la realidad es que muchas veces, la procrastinación no es cuestión flojera o de apatía.

En la procastinación vemos un ejemplo claro de cómo los problemas inconscientes pueden interferir activamente en el avance hacia la consec



ución de cosas que son importantes para ti. Superficialmente, la procrastinación puede parecer un problema de gestión del tiempo. Pero la procrastinación tiene su propia agenda psicológica oculta. Bajo la superficie, la procrastinación está trabajando para evitar enfrentar ansiedades subyacentes y proteger una autoestima vulnerable. La procrastinación actúa como el mal menor: es mejor culparse a uno mismo por llegar tarde, ser desorganizado o perezoso que poner el mejor esfuerzo a tiempo y luego sentir ansiedad por lo que pueda suceder.

Aquí hay algunas ansiedades subyacentes que podrías enfrentar si completaras cosas importantes a tiempo.


  • Miedo al fracaso: Quizás pospones cosas que sabes que no serán fáciles, y temes luchar o fracasar. O pospones cosas muy importantes porque el riesgo es tan alto, y ¿qué pasa si fallas?


  • Autoestima vulnerable: Si temes que tu trabajo no sea lo suficientemente bueno, si sientes que tú no eres lo suficientemente bueno, procrastinar protege tu autoestima porque no muestras tus mejores esfuerzos. Si empezaras con antelación, hicieras tu mejor esfuerzo y terminaras a tiempo, tus mejores esfuerzos serían juzgados. Si tienes miedo de que eso (o tú) no sea lo suficientemente bueno, entonces procrastinar te protege de ser juzgado por tus habilidades. Y puedes mantener la idea de que, por supuesto, eso (o tú) habría sido grandioso si solo hubieras tomado más tiempo. Si te apresuras en el último minuto y aún así lo haces bien, ahí viene la emoción de la victoria. Si las cosas no salen tan bien, aún puedes mantener la ilusión de lo genial que podría haber sido. Es más tolerable fracasar en la gestión del tiempo que sentirte como un fracaso como persona.


  • Perfeccionismo: Las personas con una autoestima frágil a menudo sienten que deben demostrarse a sí mismas siendo perfectas. No están satisfechas con ser lo suficientemente buenas. Tomar mucho tiempo para que algo parezca perfecto es un ejemplo clásico de perfeccionismo: seguir investigando pero no dejar tiempo suficiente para escribir el trabajo; elaborar muchos planes detallados pero nunca construir el proyecto. Algunas personas objetan: "No soy perfeccionista... nunca hago nada perfectamente". Pero es el estándar de perfección, no el resultado, lo que refleja el perfeccionismo. El perfeccionismo se siente como un impulso a la autoestima: "Tengo altos estándares". Sin embargo, la procrastinación encubre la creencia de que debes ser perfecto para ser amado o siquiera aceptable.


  • Miedo al éxito: Las presiones culturales y familiares para tener éxito pueden tener el efecto contrario. Muchas personas creen inconscientemente que el éxito las colocará en una posición incómoda que podría crear malos sentimientos internos, así como problemas en las relaciones.


  • Sentirse indigno: Las personas con baja autoestima pueden sentir que no merecen el éxito. Puede que ni siquiera se imaginen siendo exitosas. Procrastinar es una forma efectiva de sabotear el éxito. Opera como una profecía autocumplida que asegura que no estás destinado al éxito. Tal vez siempre te dijeron que no llegarías a mucho, o tal vez tenías una familia tan exitosa que creíste que nunca podrías lograr su nivel. Perder una fecha límite importante o hacer un mal trabajo a última hora interfiere con el éxito, manteniéndote estancado en una rutina triste pero menos arriesgada.


  • Miedo a perder relaciones: Si eres de los primeros en tu familia o en tu grupo social en tener éxito, como ir a la universidad, ser económicamente estable o tener una relación amorosa, entonces podrías temer la distancia que el éxito crearía dentro de tu círculo social. Podrías empezar a vivir en una clase diferente, una cultura diferente. ¿Estarían contentos por ti? ¿Te envidiarían? La procrastinación es un programa de autosabotaje que te impide separarte del mundo que conoces, un sacrificio hecho para mantener tus lazos cercanos.


  • Presión implacable: El miedo al éxito puede reflejar el temor a presiones que nunca van a cesar. Mirar hacia el futuro con temor a más demandas, más esfuerzos y más desafíos puede parecer un esfuerzo mayor de lo que puedes soportar. Si no te sientes fuerte, confiado o capaz, procrastinar puede mantenerte fuera de la escalera hacia el éxito.


  • Miedo a ser controlado: Procrastinar puede ser una forma indirecta de decir: "No". "No puedes hacerme hacerlo". "No puedes hacerme hacerlo en tu horario". Alguien que no cumple con las expectativas de los demás probablemente teme ser dominado.


  • Necesidad de autonomía: Aferrarse a tu individualidad puede tener mucho más valor que cooperar con asignaciones, fechas límite o solicitudes para llegar a tiempo. Para aquellos que tienen que proteger su autonomía contra la sensación de ser dominados, cooperar puede sentirse como capitular. Procrastinar puede proporcionar una sensación de independencia, aunque a menudo tiene un costo, a veces literalmente, como cuando te cobran una multa financiera por pagos tardíos. Inconscientemente, la satisfacción de proteger la autonomía es más importante que pagar la multa.


  • Necesidad de sentir control: La procrastinación no siempre significa luchar una batalla con otra persona o dentro de ti mismo. Los procrastinadores pueden estar luchando contra la aceptación de la realidad del tiempo. Juegan con el tiempo, como si fuera un oponente que pueden superar. Creen que el tiempo puede estirarse para adaptarse a sus necesidades, por lo que mañana llegará solo cuando estén listos. La ilusión de control se siente tan necesaria que la realidad del reloj o el calendario se minimiza o se niega.


La próxima vez que estés retrasando algo importante, pregúntate: ¿Qué está tratando de decirme mi procrastinación? ¿Cuál es la agenda oculta? ¿A qué le temo si empezara? Luego, puedes deshacerte de la autocrítica de que eres inadecuado o perezoso. Puedes trabajar en los problemas subyacentes principales, como la presión para ser perfecto, los peligros de estar en el centro de atención o el miedo a perderte a ti mismo.

 
 
 

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